¿Es sencillo viajar a lugares en conflicto?

EFE
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El surgimiento de guerras afecta considerablemente al turismo de los países afectados, como le ha ocurrido a Ucrania desde 2022 o a Jordania y Egipto por su cercanía con Israel pero algunas agencias organizan viajes minoritarios y caros

¿Es sencillo viajar a lugares en conflicto? - Foto: Imagen de freepik

Viajar a países y lugares en conflicto es muy minoritario, caro y solo es operado por agencias de viajes pequeñas, muy especializadas en este nicho del que apenas hay datos oficiales.

El atentado que costó la vida a tres españoles y tres afganos en un bazar en Bamiyán (Afganistán), perpetrado por el Dáesh, ha vuelto a abrir el debate sobre la oportunidad o no de viajar a este tipo de destinos en conflicto.

Los pocos datos oficiales que hay en España sobre turismo en países en conflicto son del Instituto Nacional de Estadística (INE), que publica una de sus encuestas experimentales a través de las señalizaciones de los teléfonos móviles, aunque en muchos de los destinos o no hay datos o la muestra es tan pequeña que está protegida por el secreto estadístico.

Aun así, las cifras reflejan que el surgimiento de un conflicto es una puntilla para el turismo: el número de viajeros a Ucrania cayó a la mitad entre 2022 (año en que Rusia inició la invasión del país) y 2023, lo mismo que ha ocurrido con los que se desplazaron en los últimos meses a Jordania o Egipto por su cercanía a Israel, en plena ofensiva militar contra el grupo islamista Hamás en la franja de Gaza.

No hay datos en esas encuestas suficientemente representativos para países como Birmania, Sudán, Siria, Yemen, Níger o Chad, por ejemplo. En lugares como Irak apenas se registran 1.670 viajeros anuales (en 2023) y en Irán, unos 3.000.

Ninguna de las grandes compañías de agencias de viajes, ni siquiera las asociaciones de agencias, albergan empresas que ofrezcan este tipo de recorridos que buscan quienes quieren salir de los circuitos más trillados del turismo.

Lo organizan agencias muy pequeñas, especializadas en este tipo de productos y muy concentradas en Cataluña, que es también la comunidad de origen de la mayoría de los viajeros que acuden en busca de estos viajes.

El producto se sale de la operativa de los grandes mayoristas, es muy personalizado y, por tanto, caro. Buceando en la web se pueden encontrar viajes con algunas de estas agencias por unos 4.000 euros por persona durante 10 días a Afganistán, o de 13 días desde 4.500 euros, pasando también a Pakistán.

Como, por ejemplo, el caso de Austerio Alonso, un madrileño enamorado de Chad que lleva seis años organizando viajes a ese país africano a través de su agencia Kumakonda, en la que da empleo a dos personas.

Mueve unas 120 personas al año, con mucho cliente extranjero y asegura a EFE que nunca ha tenido problemas de seguridad allí, pese a que el Ministerio de Exteriores recomienda no viajar.

Afganistán, turismo reducido a la mínima

Los únicos datos publicados sobre turismo en Afganistán son del propio Gobierno afgano, que señala que desde marzo de 2023 hasta marzo de este año recibió 5.000 turistas extranjeros, 18 veces menos de los que acogió en 1970, décadas antes del surgimiento del régimen de los talibanes.

La mayoría de turistas procede de la vecina China, por las buenas relaciones diplomáticas entre Pekín y el Gobierno de facto de los talibanes, pero también llegan europeos, según explicó a EFE el ministro adjunto de Información y Cultura del Gobierno de los fundamentalistas, Muhajir Farahi.

El anhelo de aventura fuera de los circuitos trillados por el turismo lleva a algunos a asumir el riesgo de viajar a este tipo de lugares, como Afganistán, amenazada por la presencia del Daesh y pese a que los talibanes se esfuerzan por trasladar una imagen de seguridad.

El Ministerio de Asuntos Exteriores "insta encarecidamente" a no viajar al país, que desde 1979 atraviesa una situación de conflicto continuo, con episodios recurrentes de violencia, ocasionales combates armados, ataques con bomba y secuestros a mano armada, que pueden provocar víctimas mortales.

Si finalmente se decide viajar, continúa Exteriores, hay que extremar las medidas de seguridad y autoprotección y restringir al máximo los desplazamientos y el tránsito por vías públicas, así como por lugares con mucha gente como mercados y hoteles, entre otros.

Al tiempo, señala la necesidad de contar con un seguro médico de viaje adecuado y válido para cubrir una posible repatriación por motivos de urgencia, hospitalización y defunción, y que cubra todo el periodo de estancia, y recomienda una cobertura mínima aplicable de 30.000 dólares (27.600 euros).

El portal "Estamos seguros" de la patronal del sector asegurador, Unespa, aconseja consultar la web del Ministerio de Exteriores antes de viajar a un país que pueda ser considerado conflictivo, ya que los requerimientos para cada destino pueden variar.

Según explica, hay algunos países a los que no se puede ir sin seguro, que es obligatorio para conseguir el visado en viajes de trabajo y de ocio, como Argelia, Bielorrusia, Cuba, Ecuador, Irán y Rusia.

Unespa habla de otro grupo de países que no exigen un seguro para viajar, pero sus características aconsejan hacerlo, como La India o Tailandia, entre otros.

En lugares como Estados Unidos o Canadá, el portal recomienda contratar un seguro, porque, por ejemplo, si un viajero sin seguro tiene un accidente o cae enfermo y necesita ser repatriado en un avión medicalizado desde EEUU, el coste podría rondar los 50.000 euros.