La crítica -
Por Juana Samanes
Verano en rojo está basada en la primera novela de la escritora y periodista Berna González Harbour quizás por ello, desde el comienzo, el desarrollo de la película resulta deslavazado y algunos elementos no están bien explicados. La adaptación del texto a la gran pantalla es obra de la propia directora del film, y Helio Mira.
Madrid, en el verano de 2010 la atención de la gente está puesta en el Mundial de Futbol, salvo para la comisaria María Ruiz que se enfrenta a un misterioso caso: el descubrimiento del cadáver de un joven, sin identificar, en Madrid. A la búsqueda de pistas también se topan con otro cuerpo con similares características en Navarra, con lo que la investigación se complica mucho más. Pero en este caso también colaboran un veterano periodista, Luna, y Tomás, un inteligente informático.
El personaje de la comisaria María Ruiz se une a la lista de mujeres policías que protagonizan últimamente novelas de crónica negra españolas es el caso de Amaia Salazar, creada por Dolores Redondo en su trilogía del Baztán, la subcomisaria Alba imaginada por Eva García Sánchez Urturi en sus novelas en la ciudad Blanca (Vitoria) o Virginia Chamorro, la guardia civil de los relatos de Lorenzo Silva. Todas ellas son féminas valientes, atractivas y con buenos sentimientos, y llevan al espectador a los lugares más oscuros del ser humano.
En el caso de Berna González Harbour el aspecto morboso de la trama radica en que los pederastas se encuentran en una orden religiosa, protegidos por una Iglesia cuyos dirigentes, anclados en el pasado, dicen que están con las víctimas (como han manifestado repetidamente los dos últimos Papas, Benedicto XVI y Francisco, cuando se han descubierto esos casos) pero se empeñan en ocultar datos para no dar mala imagen…
El ritmo de la película es irregular, el suspense no está bien planteado y se muestran instantáneas de esos abusos sin necesidad, incluso la policía se las enseña a su hija adolescente, mientras se aportan detalles puntuales personales de la protagonista que no aportan demasiado a la historia, como el motivo del fallecimiento de su esposo.
Tangencialmente, al menos para los de la profesión periodística, un aspecto interesante es la figura de Luna, interpretado por José Coronado, que rinde homenaje a una especie ya extinguida en la prensa escrita: los periodistas de investigación que se dedicaban meses a buscar la verdad, profesionales desaparecidos actualmente por su elevado coste y por la inmediatez casi enfermiza que ha supuesto internet.
Precisamente lo mejor de la película es el trabajo de los veteranos actores José Coronado y Luis Callejo y la estrella emergente del cine español Marta Nieto, a la que en estos meses verán en la cartelera hasta entre tres películas; además de en Verano en rojo, en La Manzana de oro y ¡Salta!