Se mantiene en Moncloa aunque ha perdido a parte de los socios de investidura.Tanto Junts como Podemos han dejado de darle apoyo incondicional. Pero dos personas de absoluta confianza de Sánchez han puesto en situación imposible al presidente del Gobierno. A pesar de Ábalos, Koldo, Jessica, Aldama y las noticias escandalosas y sórdidas que han protagonizado, son Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado, y Fernando Grande-Marlaska, ministro de Justicia, los que pueden convertirse en la pesadilla de Pedro Sánchez.
El Tribunal Supremo ya dispone del contenido de los teléfonos del fiscal general. Google, como Whasapp, han enviado las carpetas zip -con el contenido comprimido- , cumpliendo además los requisitos de custodia a los que obliga la ley. Carpetas que el juez Hurtado, que investiga la causa, ha entregado ya a la UCO de la Guardia Civil para que proceda a analizar los correos y mensajes que contienen y agregarlos a la información sobre el uso que dio el Ministerio Público al expediente abierto por la Agencia Tributaria a Alberto González Contador, novio de Isabel Díaz Ayuso.
El juez ha pedido a la UCO que le dé cuenta cada cinco días sobre cómo va la investigación, y le ha dado un mes para elaborar su propio informe respecto a qué sucedió en la Agencia Tributaria sobre el expediente de García Contador, que la ley exige que sea confidencial.
El segundo nombre que inquieta a Sánchez es el de Grande Marlaska. Ha acumulado más desautorizaciones del presidente que cualquier otro ministro, pero la última, tan grave, ha provocado que incluso sectores socialistas, e incluso dirigentes del partido en privado, hayan manifestado que no tenía más salida honrosa que la dimisión.
El origen de su situación imposible está en la compra de balas a Israel por valor de más de seis millones de euros, destinadas precisamente a la Guardia Civil.
Hace unos meses, como reacción a la guerra de Gaza, Sánchez anunció su reconocimiento al Estado Palestino y el apoyo firme a su causa, al mismo tiempo que anunciaba el bloqueo a cualquier posibilidad de comprar material militar a Israel.
A principios de esta semana, se tuvo conocimiento de que, a pesar de las instrucciones respecto a las compras al país hebreo, el Ministerio de Interior había contratado la adquirir la munición. El escándalo fue mayúsculo, con los dirigentes de Izquierda Unida Enrique Santiago y Antonio Maíllo exigiendo la ruptura del Gobierno de coalición.
Ni uno solo de los cinco ministros de Sumar, entre ellos Sira Rego, de IU -de padre palestino-, asumió esa posibilidad. La propia Yolanda Díaz se mantuvo también firme en que no se rompería la coalición ni sus ministros dimitirían.
Sánchez dio instrucciones de cancelar el contrato y Marlaska anunció que se cancelaría, pero fuentes de la Abogacía advertían que no se podía cancelar un contrato avalado por un Gobierno y firmado... y la izquierda entró en su crisis más profunda desde que se creó el primer Gobierno de coalición.
Hasta 1.000 millones
Las compras a Israel podrían alcanzar unos 1.000 millones de euros, que es difícil que se recuperen porque, como afirma el Ejecutivo hebreo, se trata de contratos en firme, de obligado cumplimiento.
Las noticias que aparecían profundizaban en el malestar, la falta de confianza en el Gobierno, el empeño de IU de marcar distancias con Yolanda Díaz y por tanto mantener su postura de abandonar el Gabinete. Entre esas noticias desestabilizadoras, ganaba peso que España podía cancelar la compra pero no recuperar el dinero con el que había costeado la adquisición, y que además quedan por cumplir nueve contratos más firmados con Israel.
Coinciden esas noticias con otras que echan más leña al fuego: la OTAN no acepta las cuentas de Moncloa respecto al incremento del PIB destinado a Defensa, dice que no alcanza el anunciado dos por ciento.
Israel, la UE y profesionales españoles de reconocida solvencia, alertan sobre las consecuencias, insistiendo en que una decisión política, romper relaciones con Tel Aviv, no puede poner en riesgo la defensa y la seguridad de España, y que el compromiso con el pueblo palestino puede realizarse sin desabastecerse de la tecnología y las armas relacionadas con la inteligencia de la que dispone Israel.
Hay un nombre que se pronuncia sotto voce: Pegasus. El programa espía elaborado por una empresa judía, que precisamente por razones de seguridad solo se vende a Estados y a sus servicios de inteligencia. Si se llega a las malas, podría filtrar información que a ningún gobierno gustaría que se conociera. Porque todos ellos, incluso los más democráticos, tienen trastienda que conviene ocultar.
Estos próximos días no van a ser fáciles para Sánchez y su entorno: se desvelarán los correos y mensajes del fiscal general, y también las horas en las que se produjeron las llamadas a sus colaboradores y a medios de comunicación, directamente o a través de esos colaboradores para que conociera que el novio de Ayuso estaba tratando de llegar a un acuerdo de conformidad con Hacienda. Si se demuestra que fue García Ortiz y su entorno los que trataron de utilizar a Juan Lobato, líder entonces de la oposición madrileña, para que denunciara el caso en la Asamblea de Madrid el fiscal se vería en una situación insostenible.
En cuanto a Marlaska, se ha convertido en cabeza de turco de una compra a Israel que era conocida por personas como la propia ministra de Defensa y, aún más arriba, el propio presidente de Gobierno.