Osasuna mejoró su imagen con un trabajado empate en la visita a San Mamés, donde no pasó grandes apuros para empatar, aunque le faltó algo más de presencia en ataque como para poder haberse llevado la victoria. Así, tras la triste cara ofrecida ante el Barça, los navarros disipan algunas de las dudas generadas en el último tramo de competición.

El inicio de partido fue de lo mejor para Osasuna, que en apenas cuatro minutos dispuso de hasta cuatros saques de esquina consecutivos. De hecho, en uno de ellos fue Lucas Torró quien cabeceó un balón dentro del área y su remate se marchó fuera rozando el poste. Esa fue la acción más peligrosa de los de Pamplona, que jugaban con defensa de tres para crear peligro por los costados, con Abel Bretones y Areso. La presión en campo rival y la capacidad de finalizar jugada fueron anulando poco a poco a los locales, cuyo primer remate entre palos tuvo lugar en el minuto 10. Después Nico Wiliams buscó anotar con un disparo desde la frontal que repelió Aitor Fernández. A partir de ahí serían los bilbaínos quienes más posesión tendrían, hundiendo a Osasuna en campo propio, pero faltos de velocidad como para sorprender a un equipo navarro que no pasó apuros hasta el descanso. Dos paradas de Aitor Fernández mantuvieron con vida a los visitantes.

Ya en la segunda parte el Athletic aumentó la velocidad de movimientos y optó por un juego más vertical, aunque las imprecisiones eran constantes. El partido se encontraba igualado en el medio campo, con muchas segundas jugadas y el peligro estaba en los errores propios. Por fortuna para los rojillos, estos no fueron demasiados y cuando se produjeron, el Athletic no supo aprovecharlos. En cuanto al papel ofensivo de Osasuna, los de Pamplona llegaban al marco rival con pocos efectivos. Aun así, alcanzado el minuto 66, primero Budimir y después Abel Bretones gozaron de sendos remates que no encontraron portería, pero que metieron el miedo a los locales. Así, al igual que ocurriera al inicio del partido, nuevamente Osasuna se marchó al ataque y Rubén Peña gozó de una clara ocasión como para marcar, pero su fuerte disparo lo repelió Unai Simón. Esa acción en el minuto 88 hizo que el Athletic fuese más conservador, pues veía peligrar el punto. De esa manera acabó muriendo el partido con un empate muy trabajado y que arregla en cierta medida el enfado de los aficionados.