El barcelonés Daniel Calparsoro ha sido coherente con sus ideas y gustos, afrontando thrillers pegados a la realidad con una clara crítica social. En El correo lo hace en un terreno digno de denuncia: el dinero negro y la corrupción en el sector inmobiliario que tuvo lugar en el país en los primeros años del siglo XXI. 

¿Cómo surge la historia de ese chico que transporta dinero negro desde Marbella a ciudades como Bruselas o Ginebra?
El correo nace como una película hermana de otro filme mío anterior, Hasta el cielo. Cuenta las peripecias de Iván, un joven de barrio, que no es un delincuente, no es un drogadicto, pero no quiere ni acabar ni trabajar tan duro como su padre. Decide luchar para conseguir dinero rápido y se convierte en un correo. 

¿Cómo definiría su película?
Como una historia sobre la codicia, la corrupción y la ambición, pero también sobre la inmunidad que te otorga el dinero. 

El correo sitúa la acción a principios del siglo XXI pero aborda un asunto muy actual. La mayoría de los jóvenes no buscan tener prestigio en la profesión, quieren ser influencer o una ocupación, como dice usted, que les dé dinero rápido…
Efectivamente, es una película que aborda un tema que está pasando, y a eso contribuye el buen trabajo en la banda sonora, el montaje, la fotografía. La imagen tan frenética que ofrecemos y ese punto canalla es porque, de alguna manera, estamos repitiendo lo que ya sucedió. Por eso, creo que puede interesar tanto a gente de mi edad, que vivió la crisis y la burbuja de los años 2007 y 2008, pero también a los jóvenes de 20, años que no la conocieron.

¿Han cambiado las cosas desde hace 20 años con respecto a hoy?
Creo que en aquella época el crimen estaba más democratizado. Podía existir entonces un personaje como Iván, un chico de barrio, con mucho morro. Pero, en el 2024 sería un chaval de una clase social más alta, el coto de caza se ha restringido más. 

Da usted palo a todo el mundo, porque en esos años había gente corrupta de partidos muy diferentes.
Nos parecía muy importante no ser panfleteros, no decir esto lo hacían unos y otros no. En esta corrupción estaban todos, por eso sucedía. Pero no solo fue en España, también en EEUU, Alemania, Francia e Inglaterra. Eso es lo terrible: el dinero se ha convertido en la única ideología que manda en la actualidad. 

En sus películas, suele contar con actores jóvenes como Arón Piper, Miguel Herrán o Alex Monner. ¿Le gusta trabajar con nuevos talentos?
Me gusta mezclar mucho en las películas a actores de diferentes generaciones, y cómo los jóvenes se enfrentan a las situaciones de hoy en día. Ello se debe a que me parece más interesante narrar una historia de corrupción o de codicia desde el punto de vista de un chaval, en este caso de un correo, y ver todo su camino y cómo acaba convertido en la gente que está sirviendo.