El director general de Educación del Gobierno de Navarra, Gil Sevillano, ha calificado al acoso escolar como "un problema de salud pública" y ha reconocido dificultades para detectar casos de bullying y cyberbullying, tanto en la escuela como en la familia.
Así lo ha indicado en una comparecencia en el Parlamento foral en la que ha presentado el estudio 'Bullying y cyberbullying en la Comunidad Foral de Navarra: estudio epidemiológico de la prevalencia de estudiantes víctimas, agresores y observadores'.
Según el estudio, el 18,5 % de las víctimas que sufrió acoso escolar en Navarra no compartió las conductas sufridas con nadie. Un 16,9 % se lo confió a sus padres, mientras que un 11,6 % lo compartió con amigos y amigas. En menor medida, lo comunicaron al profesorado (5,6 %) o a hermanos y hermanas (5, 3%).
Archivo - ciberbullying - Foto: NATVEl mayor porcentaje de las víctimas o cibervíctimas, cuando han sufrido las conductas de acoso, no han hecho nada (25,3 %) o lo han contado a una persona de su confianza (20,3 %). Pocos dicen haberse vengado de los agresores (4,7 %), buscar ayuda psicológica (2,1 %), denunciar a la policía o a la justicia (2,1 %) o hacerle lo mismo a otra persona (1 %).
En términos de emociones experimentadas, el 19 % sintió rabia, ira o enojo. En segundo lugar, el 11,2 % se sintió solo, triste y deprimido. Otros reportaron ansiedad (9,6 %), deseos de venganza (9,4 %) y miedo (9 %). También se destacaron sentimientos de vergüenza (7,2 %), impotencia (7,1 %) y rencor (7,1 %).
Respecto a los efectos a largo plazo, el 21,3 % afirmó que apenas les afectó; el 7,1 % admitió que dejó una huella muy negativa, manifestando sentirse peor, más inseguros, tristes, con más problemas para hacer amigos, menos ganas de ir al colegio, y experimentando más problemas físicos, incluyendo la necesidad de ayuda psicológica por depresión y ansiedad.
Archivo - ciberbullying - Foto: NATVEl 2,2 % sufrió efectos muy graves, llegando a tener ideación suicida o realizando tentativas de suicidio.
En lo que respecta a los agresores, la mayoría dice que han agredido porque la víctima se lo merece (4,2 %). De las razones más frecuentes caben destacar el racismo (2,5 %), pensar distinto al agresor (2 %), para evitar ser víctima (1,7 %), por homofobia (1,6 %), por ser torpe o débil (1,1 %), por ser amanerado siendo chico (1 %).
En cuanto a los sentimientos de los victimarios, el 7 % se siente culpable. También se destacan sentimientos de indiferencia (3,6 %) y otros sentimientos negativos como odio o rencor (3,6 %), alegría (2,4 %), placer por vengarse (2,2 %) y bienestar al ver sufrir a la víctima (0,7 %).
UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA
Sevillano ha destacado la "necesidad urgente de prevenir e intervenir en casos de bullying y cyberbullying". "Los porcentajes de víctimas y agresores son significativos, y dada la gravedad de las consecuencias para el desarrollo y la salud mental de todos los involucrados, debemos considerarlo como un problema de salud pública", ha afirmado.
"El estudio señala que la efectividad en la prevención de acoso y ciberacoso ha sido dudosa hasta ahora. Destaca la dificultad para detectar estos comportamientos tanto en la escuela como en la familia. Además, subraya la falta de énfasis en el desarrollo de habilidades socioemocionales en la educación y la escasez de actividades antibullying", ha explicado el director general.
También ha resaltado la "necesidad de formación para padres y madres, y la falta de acciones antiviolencia y de neutralización en la sociedad en general".
Sevillano ha apuntado que, "además de las herramientas de las que dispone Educación para atajar este problema de salud pública, también colabora en el Plan Director para la Convivencia y la Mejora de la Seguridad Escolar con otros departamentos y administraciones".
"Continuamente actualiza protocolos antibullying, y recientemente ha elaborado un nuevo protocolo de ciberacoso. También participa en la Comisión Interdepartamental de Suicidio y se trabaja en la actualización del protocolo educativo de transexualidad", ha comentado.