La oficina de la ONU para los Derechos Humanos ha expresado su "preocupación" por la muerte el martes de un adolescente de origen magrebí en la localidad francesa de Nanterre, abatido por un policía, y ha señalado que "es el momento de que el país ataje de manera seria los graves problemas de racismo y discriminación en las fuerzas de seguridad".

El joven, Nahel, de 17 años, murió por el disparo realizado por un agente en un control en la calle. El policía ha sido imputado por homicidio y el caso ha generado una ola de protestas y disturbios que se ha saldado solo durante la noche del jueves con más de 660 detenidos, según el Ministerio del Interior.

La portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Ravina Shamdasani, ha llamado a respetar el derecho de reunión y ha pedido a las autoridades galas que atajen cualquier posible "elemento violento" en las protestas teniendo en cuenta los principios de "legalidad, necesidad, proporcionalidad, no discriminación, precaución y rendición de cuentas".

En este sentido, ha llamado a investigar "rápidamente" cualquier posible sospecha sobre un uso excesivo de la fuerza en la represión de estas protestas, que el jueves llevaron al Gobierno a ordenar el despliegue de 40.000 policías y gendarmes. El Ejecutivo estima que cerca de 250 policías han sido atendidos con heridas leves en la última noche de disturbios.