Primeros pasos hacia el Cónclave

Agencias
-

Los 113 cardenales presentes en Roma celebran su tercera reunión oficial tras la muerte de Francisco y empiezan a perfilar el solemne ritual en el que se elegirá al nuevo Santo Padre

Primeros pasos hacia el Cónclave - Foto: EFE/Radek Pietruszka POLAND OUT

En un goteo constante que se inició tras el anuncio de la muerte del Santo Padre, los purpurados de todos los rincones del planeta se congregan en Roma para despedir al Papa Francisco y perfilar la cita en la que será elegido su sucesor. Si bien aún no están todos los que son, ayer tuvo lugar la tercera reunión oficial en la que participaron 113 cardenales, que dieron los primeros pasos hacia el Cónclave más internacional y joven de la historia. 

La capital italiana se ha convertido en el epicentro de unas negociaciones secretas en las que los prelados organizan la cita bajo llave, mientras se forjan alianzas y rivalidades y se valoran posibles candidatos. Aunque el colegio cardenalicio lo integran 252 purpurados, solo los 135 menores de 80 años pueden votar, y de ellos, se prevé que estén presentes 133, después de que español Antonio Cañizares y el bosnio Vinko Pulji?hayan declinado asistir por motivos de salud. Los 113 que ya se encontraban en la Ciudad Eterna celebraron ayer la tercera Congregación General, de la que apenas trascendieron detalles más allá del inicio del diálogo sobre la Iglesia y el mundo tras el fallecimiento del Papa Francisco.

En el encuentro, que duró cerca de tres horas en el Aula del Sínodo del Vaticano, prestaron juramento los prelados que aún no lo habían hecho, según la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, y se sucedieron 34 intervenciones. 

Además, se decidió que el cardenal Víctor Manuel Fernández celebrará la misa del sexto día de los Novemdiales, en lugar del camarlengo, Kevin Farrell, y se acordó que el padre Donato Ogliari, abad de la Basílica de San Pablo Extramuros, realizará el lunes la primera meditación y que el cardenal Raniero Cantalamessa, predicador emérito de la Casa Pontificia, hará la segunda al inicio del Cónclave, cuya fecha de inicio aún no se ha determinado, aunque todo apunta a que será el próximo 5 de mayo. Y es que tras un período de luto de nueve días se convocará la cita, en un plazo máximo de 20 días desde la muerte del Pontífice.

Primera polémica

Si bien no se dieron a conocer detalles sobre las conversaciones, sí que trascendió la principal controversia de la reunión: la discursión sobre la participación del cardenal italiano condenado Angelo Becciu, a quien Francisco despojó de sus privilegios tras un escándalo de fraude financiero. A pesar de figurar en un registro vaticano como no votante, Becciu insistió en hacerlo. En una entrevista con el diario L'Unione Sarda, publicada el pasado martes, el purpurado afirmó que la lista de cardenales difundida por el Vaticano «no tiene valor legal».

Bergoglio le despojó de sus «derechos asociados al Consejo de Cardenales» en 2020, después de que el sardo fuera acusado de participar en un escándalo inmobiliario con operaciones multimillonarias dudosas. A finales de 2023, Becciu fue condenado a cinco años y seis meses de prisión por un tribunal vaticano, convirtiéndose en el primer purpurado condenado en la historia de la Iglesia Católica.

Sin embargo, su estatus no está del todo claro. En 2022, el Papa le invitó a una asamblea de cardenales. El eclesiástico italiano consideró este gesto como una especie de rehabilitación en la Iglesia, pero el Vaticano no lo ha confirmado.

Por otro lado, aunque todavía faltan días para el inicio del proceso de elección, la Capilla Sixtina permanecerá cerrada al público desde el próximo lunes para los preparativos de la cita. Esta capilla vaticana, decorada con el imponente Juicio Universal de Miguel Ángel, acogerá la trascedental votación, por lo que el recinto debe ser preparado, disponiendo las mesas y los bancos para los debates de los purpurados, y también se deberá instalar la chimenea con la que anuncian al mundo el resultado quemando las papeletas de votos. El humo negro indicará que no hay acuerdo mientras que la fumata blanca anunciará el habemus Papam. 

En contraste con el hermetismo en torno a las conversaciones que ya se han iniciado, desde el fallecimiento del Pontífice argentino han corrido ríos de tinta con los nombres de posibles papables, candidatos a tomar las riendas de la Iglesia Católica. Sin embargo, hay cardenales que, a su llegada a Roma, se han autodescartado como sucesores de Bergoglio. Es el caso de Cristóbal López Romero, salesiano nacido en Vélez-Rubio (Almería) y actual arzobispo de Rabat (Marruecos), que despejó ayer cualquier especulación sobre su papel: «No me siento ni muchísimo menos a la altura ni preparado». 

Eso sí, el español apuntó que el nuevo Pontífice debería tener «entre 60 y 70 años» y seguir «la línea impulsada por Francisco, no por filedidad a su persona, sino porque bebe de la tradición más genuina de la Iglesia».

En la misma línea, el arzobispo de Santiago de Chile, el cardenal Fernando Natalio Chomalí, aseguró que no tiene «ninguna posibilidad de ser Papa» y que Francisco «es el ejemplo a seguir por todos».

Quien sí quiso mojarse fue el padre Ángel, que acudirá al funeral de Francisco, y apostó por Fernández Artime como sucesor. «Sería una novedad preciosaque fuera español y si es asturiano mejor», manifestó.

Otro de los puntos más comentados tiene que ver con el debate entre conservadores y progresistas, aunque según el prelado hondureño, Andrés Rodríguez Maradiaga, muy cercano a Francisco, esta idea de las dos sensibilidades «en el Cónclave está pasada de moda». Más allá de estas cuestiones, entre las curiosidades de la cita cabe señalar que el ucraniano Mykola Bychok, obispo en Melbourne (Australia) es el integrante de menor edad, a sus 45 años, mientras el más veterano es Carlos Osoro, de 79 años y arzobispo emérito de Madrid.