Osasuna y Celta se medían en ElSadar con la necesidad de sumar tres importantes puntos. En el caso de los navarros para lograr la cuarta victoria consecutiva como local y acercarse a los puestos europeos, mientras que los gallegos querían ganar para escapar de los puestos de descenso.
Desde un primer momento Osasuna se mostró dominador del balón, ante un Celta de Vigo que esperaba replegado para salir al contragolpe. Eso hizo que por momentos se viera a un equipo rojillo falto de profundidad, con una lenta circulación de balón que favorecía la defensa visitante. Así, los gallegos apostaban por rápidas transiciones que les acabaron dando sus frutos. De esa manera llegó el 0-1 a los 23 minutos de juego, anotado por Larsen con un remate cruzado desde la frontal. Y sin tiempo para reaccionar, segundos después era De la Torre quien convertía el 0-2 al ganar un centro lateral. En cuestión de segundos el partido se puso muy cuesta arriba. Aperecían las prisas en el equipo de Arrasate, que poco antes de encajar el primer gol había contado con una clara llegada de Budimir. Esa acción del croata vino como consecuencia de un grave error defensivo de los celestes que el equipo rojillo no supo aprovechar.
Los de Pamplona insistían en busca del gol y era a balón parado, en acciones de córner, como llegaba el mayor peligro. Raúl García dispuso de un cabezazo en el segundo palo que se marchó alto, al igual que Catena, este más claro todavía, que tampoco encontró portería. Y sería en el minuto 47, ya en el añadido del primer periodo, cuando llegase otra clara ocasión local. Un centro de Jesús Areso lo remató de primeras Raúl García, pero ese envío a puerta se marchó fuera lamiendo el larguero. Osasuna quería, pero no tenía gol.
Ya en la segunda mitad Pablo Ibáñez fue el primero en avisar sobre el marco visitante, con un remate desde fuera del área que también se marchó rozando el larguero. Todo hacía indicar que se iba a ver un monólogo rojillo. Además, Jagoba Arrasate no esperó e introdujo un triple cambio a la hora de partido. Se marcharon del verde Moi Gómez, Pablo Ibáñez y Catena, este último con tarjeta amarilla. En su lugar entraron Mojica, Aimar Oroz y José Arnaiz. Precisamente fue José Arnaiz quien poco después contó con una clara ocasión. Un nuevo centro de Jesús Areso lo remató de primeras el delantero rojillo, pero su golpeo no tomó dirección a portería. De hecho, ese balón pegó en el brazo de un defensor, por lo que el público reclamó penalti. Sin embargo, el jugador del Celta tenía el brazo completamente pegado al cuerpo y se consideró una acción involuntaria.
Osasuna continuaba con su ofensiva total, más cuando Arrasate introdujo a Kike Barja y a Rubén García por Rubén Peña y Raúl García. Los navarros arriesgaban, apoyados por un estadio que rozaba el lleno hasta la bandera. Mientras, el Celta quería la sentencia a la contra, pero apenas había llegadas sobre el marco de Sergio Herrera.
Ya no había más cambios que introducir y Osasuna tenía que marcar pronto para meterse en el partido de cara a un hipotético empate. Ante Budimir en el minuto 81 gozó de un claro remate que mandó, también fuera, por encima del larguero. Daba la sensación de que no era el día de los rojillos en ataque, por más que quisieran y colgasen balones al área. Poco a poco se veían caras de desesperación, aunque el equipo no cesaría en sus ataques, hasta que en el minuto 90 Douvikas logró el 0-3 para el Celta de Vigo. La sentencia vino de una nueva acción al contragolpe que el atacante rival remató casi a placer. Aunque el colegiado añadió cuatro minutos de prolongación el marcador no se movió más.
Dura derrota en casa que corta una racha positiva y que además duele por cómo se produjo.