Derrota muy dolorosa para Osasuna en su visita al Mallorca. El cuadro navarro salió derrotado por un claro 3-2, en el que más que la derrota dolió la forma en la que se perdió, con un conjunto rojillo sin alma que arrojó la toalla en los primeros minutos de la segunda mitad.
El inicio del partido fue entretenido, con dos equipos que jugaban en largo, sin apenas control, y que encontraron el gol a balón parado. Pablo Ibáñez estableció el 0-1 de Osasuna a los seis minutos de partido, enviando al fondo de la red un balón rechazado por el portero tras un potente saque de falta de José Arnaiz. Este fue el futbolista más incisivo de Osasuna en el tramo inicial, aunque después se apagaría de la misma forma que el equipo. A pesar del 0-1, la alegría no duró demasiado, ya que seis minutos después llegaría el empate de Nastasic, conectando un saque de esquina que remató el delantero balear con demasiada comodidad. Los locales empataban gracias a una concesión rojilla.
Ya con el 1-1 el partido se volvió en una disputa sin sentido, con dos equipos que corrían detrás de un balón, sin orden alguno. El fútbol estaba ausente y ningún jugador destacaba por encima del resto.
Fruto de ese desorden, al paso por vestuarios, Arrasate señaló a dos jugadores del medio campo, tales como Moi Gómez y Lucas Torró. Los dos se quedaron en el vestuario, sustituidos por Iker Muñoz y Aimar Oroz.
El técnico de Osasuna buscaba jugar con criterio, reteniendo el balón, pero a pesar de ello no hubo profundidad y se veía a un equipo plano, sin capacidad de crear peligro. Así el Mallorca se fue haciendo grande y en apenas diez minutos anotó dos goles. En el 53 de juego Dani Rodríguez remataba desde la frontal un tiro raso que sorprendió a la zaga navarra. Golpeó al balón sin oposición y con cierta facilidad puso el 2-1. Nuevo error grosero de Osasuna que en el 62 iba a encajar el 3-1. Su autor fue Raillo, en otro balón parado sin oposición alguna. Nueva llegada local y nuevo gol, que hundía a los de Pamplona.
Reaccionó Arrasate dando entrada a jugadores de ataque como Chimy Ávila y Raul García. Ambos futbolistas le dieron algo de presencia ofensiva al equipo, pero no fue hasta el tiempo de prolongación cuando se tradujo en peligro real. En el minuto 91 el Chimy golpeó un balón a puerta, cuyo envío lo prolongó Raul García al fondo de la red e hizo el 3-2. Parecía posible el milagro, pero pese a las prisas no hubo opción y los tres puntos se quedaron en Mallorca.
Dura derrota de Osasuna que volvió a mostrarse como un equipo sin alma y que parece evidenciar que lo del Rayo Vallecano fue un espejismo de cinco minutos al final.