La imagen ya forma parte del paisaje urbano. «Lleno, por favor», dice un valiente (algunos pensarán que un temerario) al llegar a una gasolinera. El conductor comienza a ver como, a medida que los litros de combustible entran en su coche, el marcador del dinero a desembolsar inicia una carrera desbocada. 50, 70, 80 euros... y sigue subiendo. Un rictus cercano al terror se pinta en su rostro mientras el indicador se detiene cerca de los 100 euros. Sí, llenar un depósito medio (unos 55 litros) roza o llega a los tres dígitos actualmente.
Tras el inicio de la guerra de Ucrania, el precio del combustible se disparó porque Rusia era uno de los grandes suministradores de combustibles y las sanciones internacionales cerraron esa vía. Su coste ha fluctuado en un arriba-abajo constante y ahora apunta de nuevo a las nubes.
De hecho, el precio del carburante ha vuelto a encadenar ahora 10 semanas de subidas desde el pasado mes de mayo. El coste del barril de petróleo, que marca directamente el de la gasolina, estaba a principio de año en los 82 dólares. En junio bajó hasta los 74 y ahora se acerca a los 100 dólares.
Ese incremento lo paga -y de qué manera- nuestro bolsillo. En la práctica, eso se traduce en que el pasado mes de mayo llenar en un coche un depósito medio costaba unos 78 euros y en la actualidad el desembolso a realizar ronda los 95 lo que supone un incremento de 17 euros en cada repostaje. Subida que acusa de forma traumática el sector del transporte, cuyos profesionales llenaban el depósito por 1.400 euros de media y ahora no lo hacen por menos de 1.700.
Desde noviembre pasado, la gasolina ha alcanzado unos guarismos de récord. Se sitúa en 1,722 euros por litro pese a haber concluido la temporada alta de verano, época en la que los carburantes tienden a registrar siempre un incremento para sacar provecho a los millones de desplazamientos que se producen en las carreteras españolas durante los meses estivales.
Curiosamente, repostar combustible puede salir más barato o mucho más caro en función de la comunidad autónoma donde se haga. El precio más elevado de la gasolina 95 se encuentra en las Islas Baleares, donde el litro le sale a los conductores a 1,823 euros. Le siguen en esta lista Asturias (1,787 euros), el País Vasco (1,778) y Cantabria (1,766 euros).
Dejando al margen a las islas Canarias y las ciudades de Ceuta y Melilla, que tienen un régimen especial, la comunidad con el precio medio más bajo es Murcia donde el litro de carburante se está pagando a (1,707 euros. A continuación se situaría Extremadura (1,723 euros/litro), Aragón (1,726 euros) y Andalucía (1,729 euros).
El diésel también sigue esta línea alcista y registra sus precios máximos desde febrero. En su caso, alcanza 1,625 euros por litro. Llenar el tanque del coche a este precio supone desembolsar más de 89 euros. Desde julio, el precio del gasóleo A ha aumentado un 13 por ciento, de modo que repostar es 11 euros más caro que antes de la primera operación salida. Por comunidades, el precio más alto del diésel está nuevo en las Islas Baleares, donde el litro se paga a 1,735 euros. Le siguen Asturias (1,691 euros/litro), País Vasco (1,678 euros) y Aragón (1,664 euros).
Por contra, la comunidad autónoma con el precio medio más bajo sin contar al archipiélago canario es Murcia (1599 euros/litro). Completan este ranking más económico Cataluña (1,613 euros/litro), Comunidad Valenciana y Navarra (1,629 euros/litro).
Precios similares no los soportaban los conductores y transportistas desde noviembre del año pasado, aunque en aquel momento todavía estaba vigente el descuento de 20 céntimos por litro, aprobado por el Gobierno socialista como parte del paquete de medidas anticrisis que aprobó para hacer frente a la guerra de Ucrania.
Un descuento (añorado por todos) que finalizó el sábado 31 de diciembre de 2022, aunque el Ejecutivo prorrogó hasta finales de este año una bonificación más reducida para el sector del transporte profesional por carretera.