El antónimo de 'pechofrío' (futbolistas insulsos, con un punto pusilánime, dotados técnicamente para la maravilla pero carentes de transmisión hacia el graderío) es Gavi. Un futbolista todo corazón, que ha hecho de la intensidad una forma de vida y que, lamentablemente, sufrió en la última ventana FIFA una rotura total del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha: adiós a la temporada. Su contagioso entusiasmo ha desaparecido y el Barça parece enfermo.
Su lesión llegó en el preciso instante en que el equipo buscaba su identidad en medio de un mar de dudas. La temporada había comenzado esperanzadora: defendiendo el título, con la llegada de futbolistas que completaban notablemente la plantilla (Gündogan, Íñigo Martínez, Romeu, Joao Félix y Cancelo), con un sorteo amable en la Champions y, echando la vista a mediados de septiembre, con una doble goleada a Betis y Amberes que inyectó toneladas de ilusión en la afición. Sin embargo, desde aquel doble 5-0 ya no gana por más de un tanto de diferencia -es su peor racha histórica en esta estadística- y pulula por el césped como un bloque sin fútbol… y sin pasión, precisamente la especialidad de Gavi.
«La primera parte fue inaceptable». Así de contundente se mostró Xavi Hernández en la última conferencia de prensa del curso, la agónica victoria (3-2) sobre el colista Almería, en la que todas las piezas fallaron. El juego del conjunto culé fue malo, pero peor la actitud. Toda la intensidad que necesitaba el equipo se había quedado en el vestuario o, aún peor, en el césped del Nuevo Zorrilla el 19 de noviembre, cuando el canterano azulgrana se destrozaba la rodilla.
En tiempos de crisis hace falta determinación y compromiso sobre el césped. Y es posible que el Barcelona posea una plantilla de futbolistas brillantes a las maduras que, sin embargo, carecen de carácter para liderar al combinado en las duras. ¿Quién gritaría al mismísimo Robert Lewandowski, por ejemplo, como sí hizo esta misma temporada el de Los Palacios?
En LaLiga, con Gavi sobre el campo, el equipo ha disputado 12 partidos, con un balance de ocho triunfos, tres empates y una sola derrota. Esta se produjo en el clásico de Montjuïc, un encuentro que hizo mucho daño en el vestuario culé, que cuajó un choque enorme ante el Real Madrid… y terminó con el 1-2 en el marcador. De una forma difícil de explicar, es como si el resultado hubiera desconectado a los azulgrana de la competición: con las dos dianas que logró el Almería (que había conseguido siete a domicilio este curso), el Barça ya ha recibido 21, uno más de todos los encajados en la pasada campaña 22/23.
El Barcelona ha bajado sustancialmente en una estadística clave para entender ese bajón defensivo: la famosa «recuperación tras pérdida» que tan bien funcionó en la última Liga. A pesar de sus 35 años, Sergio Busquets (maestro en este aspecto empujando al equipo hacia arriba) todavía era clave: fue el sexto jugador con más minutos en el torneo, en el que disputó 30 compromisos. Y, a pesar de sus 18 años, Gavi (tercer futbolista con más minutos, disputando 36 duelos de 38) fue fundamental en la consecución del título y el jugador del equipo con más balones recuperados en campo contrario.
Desde su lesión con la selección española, el conjunto catalán ha jugado nueve partidos: cinco victorias por la mínima, dos empates y dos derrotas, incluyendo esa de Amberes en la que la prensa del Barça hablaba abiertamente de un equipo «sin corazón» o «sin alma». Sin él, su bloque marca menos goles y encaja más: ha sumado 16 tantos y recibido 14 en nueve encuentros (media de 1,77 a 1,55)… mientras que fueron 30 marcados y 13 encajados en los 15 choques que sí disputó este curso (media de dos a 0,86).