Hace tres años el PP vivía uno de los momentos más turbulentos de su historia. Era un partido fracturado entre la cúpula que representaba Pablo Casado y la militancia. Y entonces llegó Alberto Núñez Feijóo.
El pasado día 21 se cumplieron tres años desde que fuera elegido por las bases como nuevo líder del Partido Popular. Un periodo complejo e insólito políticamente hablando, marcado por los hitos electorales del PP, los equilibrismos con Vox y su gran asignatura pendiente: no haber logrado llegar aún a la Moncloa.
Tras aquel 99,6% de apoyos y el posterior sí de los compromisarios en el Congreso celebrado en Sevilla el 2 de abril de 2022, se ponía punto y final a una de las etapas más tensas del partido, una crisis inédita que acabó con Pablo Casado fuera de la política tras su enfrentamiento frontal con la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Con sus cuatro mayorías absolutas logradas en Galicia, Feijóo (Os Peares, Orense, 1961) aterrizó en Madrid con el beneplácito de los barones del PP y dos misiones principales: reflotar y coser un partido dividido y alcanzar la Moncloa. Lo primero lo logró ampliamente. Hoy son anecdóticas las voces discordantes en el PP y las líneas discursivas de los diputados, los barones y la cúpula directiva suelen transcurrir por direcciones únicas, las que salen desde Génova y el equipo más cercano al político gallego.
«Ha cumplido con la estructuración del partido, no hay enemigos declarados, ni hay aspirantes a sucederle declarados», apunta el politólogo Xosé Luis Barreiro Rivas, autor de la biografía A propósito de Feijóo (Ediciones Nobel).
Con la aparente unanimidad en torno a su figura, el político gallego camina, tres años después de su mudanza a Madrid, con el gran objetivo por el que hizo las maletas pendiente: convertirse en presidente del Gobierno.
Al no ser diputado, tuvo que entrar en la política nacional mediante el Senado y desde allí protagonizó sus primeros cara a cara con el presidente Pedro Sánchez en las sesiones de control de la Cámara Alta.
Llegó prometiendo moderación y defendiendo la importancia de «sacar a la política española del enfrentamiento y de la hipérbole permanente». Sin embargo, el muro que anunció Sánchez al inicio de la legislatura para sacar del terreno de juego a la derecha le ha obligado a endurecer su discurso.
Su desembarco para coger el timón de Génova fue un revulsivo para el PP y en aquella primavera de 2022 se colocó líder en los pronósticos electorales. El efecto Feijóo fue como lo llamaron.
En aquellos primeros meses con él al mando, el PP logró históricas victorias como la de Juanma Moreno en Andalucía arrebatando al PSOE el que era su feudo tradicional. Una espina que Sánchez tiene clavada muy honda. Ahora mismo el poder territorial de los populares es muy superior al del PSOE.
Aunque también comenzó a endurecer su oposición tras los primeros grandes enfrentamientos con el Gobierno de Sánchez por cuestiones como la renovación del Poder Judicial o la reforma del Código Penal sobre el delito de sedición para pagar uno de los peajes exigidos por el independentismo a cambio de sostener al líder al socialista.
Feijóo debutó en unas elecciones a nivel nacional en las autonómicas y municipales del 28 de mayo de 2023 en las que el PP logró el hito de arrebatar seis autonomías a la izquierda y convertirse en la fuerza más votada en las municipales.
Las generales fueron adelantadas y el PP esperaba arrasar pero, pese a ser el partido más votado, se quedó en 137 escaños y no consiguió sacar a Sánchez de la Moncloa, gracias a la aritmética parlamentaria que engrasó el socialista pactando con todas las fuerzas secesionistas, a derecha e izquierda del arco parlamentario.
La época difícil
¿Cómo han sido estos tres años para el líder popular? «Han sido difíciles por el modelo de política en el que hemos caído», apunta Barreiro.
Y haciendo una línea más dura de oposición contra Sánchez, centrada en los últimos meses en las continuas cesiones el independentismo catalán y los casos de corrupción vinculados al Gobierno e intentando hacer equilibrios con Vox.
Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el PSOE conserva su ventaja de 5,3 puntos sobre el PP, con ambos partidos subiendo 1,6 puntos en estimación de voto. Es el único sondeo que da ventaja a Sánchez, pues el resto que publica regularmente la prensa da una clara ventaja al político gallego.
La paralización del Gobierno y la división de sus socios son clavos a los que se aferra Feijóo para pedir, con cada vez más frecuencia, un adelanto de las elecciones generales, previstas para 2027.
¿Será Feijóo un líder de largo plazo? «Si logra echar a Sánchez del poder en las próximas elecciones, lo será», apunta Barreiro.