Carlos Alcaraz se marchó del Abierto de Australia superado por las circunstancias y por la experiencia de Novak Djokovic, que se impuso en el choque entre ambos en los cuartos de final. El español alcanzó la misma ronda que en 2024 en el primer Grand Slam del curso, el único que le queda por ganar.
Acaparador de registros de precocidad en el tenis -'número uno', conquistas de torneos 'grandes'-, Alcaraz no ha iniciado el ejercicio con la brillantez esperada. En el lado más complicado del cuadro tuvo un transitar impecable el murciano, que fue de menos a más y que llegó a la segunda semana como uno de los aspirantes al éxito.
El último jugador en ganar en esta superficie a Sinner trastabilló en el primer compromiso serio, ante Djokovic, con el que había perdido sobre tierra en la pasada final olímpica después de haberle ganado semanas antes en hierba, en Wimbledon.
Reconoce el jugador de El Palmar estar todavía a veces condicionado por 'desconexiones' en los partidos que le cuestan caros. En esta ocasión, ante el ganador de 24 Grand Slam, perdió la concentración por la argucia del serbio, que interrumpió el partido para ser asistido todo lo necesario. No encontró la estabilidad ni en el juego ni en lo emocional el español, que terminó por dejar que su oponente, 10 veces campeón en Melbourne, diera la vuelta a la situación, remontara y apartara al murciano del cuadro del primer 'major' del curso.
El año acaba de comenzar para el jugador de El Palmar, con un montón de desafíos por delante y con tiempo para madurar. Y con cuatro Grand Slam, uno más que Sinner, en su historial. Australia ha sido una nueva enseñanza.
Alcaraz comparte con el italiano los desafíos y la generación. Ambos se reparten la gloria por venir. El transalpino ha sido el más fuerte en el segundo tramo de 2024 y en el arranque de 2025, justo un final y un principio que están marcados por la superficie dura, la que mejor domina el de San Cándido. Por su parte, el español dominó el arranque de la pasada temporada. La tierra batida y la hierba. Son los dos que más condiciones tienen para competir con las leyendas, para cuestionar los logros del 'Big Three'.
Una dinastía en ciernes
Aunque tiene pinta de que Sinner, de 23 años, va a implantar un absolutismo difícil de cuestionar. Especialmente en pista rápida. El primer italiano que logra tres trofeos del Grand Slam -dos Abiertos de Australia y un Abierto de Estados Unidos- transitó por Melbourne de manera impecable, sin que viera peligrar partido alguno a lo largo de su trayecto por el cuadro.
El 'número uno' del mundo, que solo perdió dos sets en su camino hacia el segundo trofeo en Australia, ha dado el salto esperado. Hace un año, en este mismo lugar, conseguía su primer título del Grand Slam. Ahora cuenta ya con tres, y presume de un total de 18 trofeos, entre ellos, además, unas Finales ATP y cuatro Masters 1.000. El 2024 fue el de su explosión definitiva. Fue el mejor en ocho campeonatos, además de la Copa Davis, que ganó como líder de su combinado nacional.
El quinto jugador de la Era Open en ganar tres torneos 'grandes' seguidos en superficie dura y el primero desde Djokovic en el 2015/2016, ha adquirido una ventaja significativa frente al resto. Su contundente victoria en la final frente Alexander Zverev, en tres sets, por 6-3, 7-6 (4) y 6-3, en dos horas y cuarto, ha dejado en evidencia al resto. El germano, firme representante de la generación intermedia entre el 'Big Three', volvió a quedarse a las puertas de un gran éxito.
Sinner acelera hacia el futuro mientras sus perseguidores vacilan. Carlos Alcaraz, el último capaz de ganar al campeón de Australia, en la final de Pekín en el pasado mes de octubre, el único con trazos de poder llegar a cuestionar el absolutismo del transalpino, tiene que solucionar sus desconexiones para pugnar con el muro de San Cándido.