No sabemos si fue un pálpito, pero el Papa Francisco quiso el Domingo de Resurrección bajar a la Plaza de San Pedro tras la bendición º y reencontrarse con el pueblo, mezclarse con la gente y saludarles. Y así se lo trasladó a quienes estuvieron a su lado durante la enfermedad, en concreto a su enfermero Massimiliano Strappetti que le llevó «de vuelta a la Plaza» de San Pedro el pasado 20 de abril, donde hizo su último recorrido entre los fieles.
Aquella mañana, después de la ceremonia de Pascua, el Pontífice quería dar una sorpresa bajando a ver a los peregrinos en el Papamóvil. No sin cierto temor inicial preguntó a Strappetti: «¿Cree que podré hacerlo?» y este le tranquilizó. Después vino el abrazo a la multitud y en particular a los niños en una jornada que se convirtió en el primer paseo tras su salida del hospital Gemelli y el último de su vida.
Cansado pero feliz, el Pontífice agradeció a su asistente personal: «Gracias por traerme de vuelta a la Plaza». Palabras que revelan la necesidad del SantoPadre -que hizo del contacto humano directo la característica de su Pontificado- de volver a estar en medio de la gente.
Strappetti estuvo al lado de Bergoglio durante los 38 días de ingreso en el Policlínico Gemelli y las 24 horas del día durante su convalecencia en la Casa Santa Marta. También estuvo con el Papa el Domingo de Pascua, durante el Urbi et Orbi.
La víspera habían acudido a la Basílica de San Pedro para repasar el recorrido que iba a hacer al día siguiente y asomarse a la Logia de las Bendiciones.
Según Vatican News, en sus últimas horas, Francisco descansó por la tarde y cenó tranquilamente. Hacia las 5,30 horas del lunes aparecieron los primeros síntomas del malestar. Más de una hora después, el Obispo de Roma entró en coma y falleció.
Con el corazón en Gaza
Como solía hacer a diario a lo largo de los últimos meses, el Santo Padre no perdió tampoco la costumbre de llamar en persona a la parroquia católica de Gaza. Y así lo hizo la noche del Sábado santo, justo antes de la Vigilia Pascual, para preguntar por las celebraciones de Semana Santa y por los niños.
Gabriel Romanelli, párroco de la Sagrada Familia, la única iglesia católica en la Franja, explicó a los medios que el anuncio de la muerte del Papa fue un momento muy doloroso para la comunidad y que incluso los ortodoxos y los musulmanes acudieron a darle el pésame.
Francisco llamó esta noche a su vicario, el padre Yousef, y también habló con otra religiosa, preguntando por los pequeños y cómo se estaban preparando para la Pascua, según relató Romanelli, al explicar que estas llamadas se habían convertido en una cita fija en la que el Pontífice transmitía su cercanía a la comunidad cristiana en el enclave.
Romanelli también destacó que Francisco se había vuelto tan cercano que reconocía las voces de los feligreses y conocía los nombres de los niños.