El «efecto Feijóo». En Génova han bautizado así la revitalización experimentada por el partido en apenas 12 meses bajo el mando del expresidente de la Xunta.
Con el viento de las encuestas soplando a favor, los populares viven una etapa plena de ilusión y totalmente conectados hacia la Moncloa. El político gallego cogió un partido en horas bajas y lo convirtió en serio aspirante a la Moncloa en un tiempo récord.
Ese es el gran reto de la nave azul para este 2023 con tres grandes citas electorales: comicios municipales y autonómicos en mayo y generales presumiblemente en diciembre. Las dos primeras citas se ven desde Génova como una especie de calentamiento para el examen final en las urnas que decidirán el próximo inquilino de la Moncloa.
Los populares se sienten con «perspectivas reales» de asumir el Gobierno en 2023, tras el meteórico desembarco de Feijóo. «Sánchez ha pasado de gobernar a resistir, de resistir a mentir y de mentir a claudicar; el PP habrá pasado de no llegar a ilusionar, a ilusionar y a unir a la sociedad y de unir a la sociedad a gobernar», sentenció el líder de la oposición en su balance anual ante la plana mayor de su partido. El órdago es a lo grande y además ha avisado que si no gana, se irá.
Su hoja de ruta la tiene clara. Ni mociones de censura -considera que solo servirían para dar oxígeno a Sánchez- ni movilizaciones en la calle. Feijóo fía todas sus cartas a una sola partida: las urnas. En el PP cuentan con ello. La meta final serán las generales. Pero antes, deben ganar o marcar perfil en territorios estratégicos, como Valencia, Aragón o Castilla-La Mancha.
Así dibujan en Génova el escenario actual: «Antes competíamos con Vox y Ciudadanos y ya no solo hemos absorbido a Cs por la situación que vive, sino que hemos marcado distancias con Vox y también estamos quitando votos al PSOE».
En el partido presumen de haber absorbido buena parte del voto naranja y confían en que su imán sirva también para atraer a los descontentos del socialismo tradicional con las políticas de Sánchez.
Para alcanzar la Moncloa, Feijóo no ha dudado en renovar el organigrama, incluso recuperando perfiles vinculados al sorayismo (afines a la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría) como Borja Sémper, que será el portavoz para la campaña. Con el fichaje del exdirigente del PP vasco -unido al del exministro de Fomento, Íñigo de la Serna- Génova pretende reforzar su apuesta por un discurso moderado y pescar en el centro electoral.
Las incorporaciones de los exdiputados de UPN Sergio Sayas y Carlos García Adanero o la de la exportavoz de Ciudadanos en Valencia Ruth Merino añaden nombres de peso a ese plan renove.
La unidad sin fisuras es otra de las grandes señas de identidad de esta nueva etapa. El PP ha hecho borrón y cuenta nueva. Quedó evidenciado en la postal de precampaña que, días atrás, reunió a los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy en Valencia, una instantánea que ha generado euforia interna porque pone fin a años de desencuentros que llevaron incluso a que Aznar renunciara a la Presidencia de Honor del partido.
Un año después el PP se ve «enchufado», en palabras de Feijóo, a la Moncloa, mientras observa cómo la coalición de Gobierno se divide ante leyes polémicas, Ciudadanos encara su extinción y Vox se ha enredado en una moción de censura anunciada hace dos meses y que aún no ha registrado.
Núñez Feijóo lidera las encuestas y aspira a gobernar en solitario. Busca la mesura, pero da espacio a todos los perfiles. Lo ocurrido hace 12 meses parece ahora un mal sueño que queda ya muy lejano.