La publicación de unas imágenes en las que Íñigo Onieva besa apasionadamente a una joven que no es Tamara Falcó parecen haber dado al traste no solo con su compromiso matrimonial -24 horas después de anunciarlo públicamente- sino también con su relación.
A pesar de que inicialmente el empresario negó la mayor, aseguró que el vídeo era de hace tres años y culpó a los medios de comunicación de "intentar destrozar su felicidad" e "intentar ensuciar un momento tan especial con noticias inventadas" las pruebas de su deslealtad a la marquesa de Griñón hace apenas un mes provocaban que este domingo Íñigo haya entonado el mea culpa y reconocido su "error".
"En los vídeos difundidos aparezco en una actitud inaceptable, de la cual estoy absolutamente arrepentido y destrozado por ello. Tamara es la mujer de mi vida y me duele enormemente haberle hecho daño. Pido disculpas por no haber sido honesto. Pido perdón a Tamara y a su familia públicamente" compartía en sus redes sociales el ingeniero.
Un mensaje que Íñigo decidía hacer público horas después de que Tamara abandonase el piso que comparten en el centro de la capital para refugiarse en la casa de Isabel Preysler y decidiese borrar la publicación con la que apenas 48 horas antes anunciaba a bombo y platillo su boda.
La socialité está destrozada por esta traición de su novio, con el que podría haber roto no solo su compromiso, sino también su relación. A pesar de que Tamara guarda silencio por el momento, su entorno más cercano asegura que no podrá perdonar esta deslealtad y sus últimos movimientos dejan entrever que las cosas entre Íñigo y ella están peor a medida que pasan los días.
Tanto es así que la pareja ha roto también en redes sociales, donde a pesar de que ambos conservan todavía sus imágenes juntos, han dejado de seguirse en las últimas horas. Un sorprendente unfollow mutuo que parece indicar que su historia de amor es, precisamente eso, historia, y que complica mucho las cosas de cara a una reconciliación que cada vez parece más improbable.