El horario de verano ha entrado de nuevo en vigor esta madrugada -por normativa europea-, a las 02:00 se ha adelantado el reloj a las 03:00, y desde este domingo amanece 60 minutos ´después´ y, a cambio, las tardes tienen más tiempo de luz natural.
La costumbre obligatoria del cambio horario dos veces al año, para aprovechar mejor las horas con luz solar ajustándolas a la jornada laboral y de esta manera ahorrar energía, se impuso a raíz de la crisis del petróleo a comienzo de los años 70 del siglo XX, si bien en la actualidad cada vez son más las voces que advierten de que a día de hoy no resulta útil para generar ese ahorro y sin embargo puede derivar en un impacto negativo para la salud.
En 2018, la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo ya elaboró un informe que cuestionaba la utilidad real de esta medida, aunque los intentos de fijar una hora definitiva no han tenido fruto hasta el momento, ni siquiera después de la consulta pública de ese mismo año en la que participaron más de cuatro millones y medio de ciudadanos europeos que mayoritariamente apoyaron su supresión.
En teoría, el cambio de hora debía haberse suspendido en 2019, pero la decisión final se retrasó hasta 2021 y, más tarde, 'sine die', ante la falta de acuerdo entre los Estados miembros.
En el caso de España, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) reconoce que no existen informes actualizados -el último data de 2015- que justifiquen un ahorro energético vinculado a esta costumbre y, además, las actuales exigencias en eficiencia energética, iluminación y climatización así como la progresiva introducción del autoconsumo alteran cualquier análisis elaborado a partir de datos pasados.
La Time Use Initiative (TUI), plataforma sin ánimo de lucro que promueve el "derecho al tiempo" en todo el mundo, lanzó recientemente un manifiesto llamando la atención a la UE sobre una docena de medidas que las autoridades de Bruselas deberían adoptar para garantizar en su opinión este derecho.
Uno de ellos es poner fin a los cambios estacionales de los relojes de manera definitiva en 2026, porque "aumentan la privación de sueño y causan efectos negativos en la salud, la economía y la seguridad humanas".
TUI cree que el final de los cambios horarios debería figurar en los programas de los partidos políticos que se presenten a las próximas elecciones del europarlamento, previstas para el próximo 9 de junio.