Calificado por algunos como la «antiestrella», porque le gusta vivir con discreción y lejos de los focos mediáticos, lo cierto es que Viggo Mortensen, que se hizo famoso gracias a la saga de El señor de los anillos (2001-2003), ha tenido una trayectoria profesional plagada de aciertos por su actuación en películas como Océanos de fuego, Una historia de violencia o, la más reciente, Green Book. En 2020, dirigió su primer filme, Falling, y Hasta el fin del mundo es su segunda apuesta.
¿Por qué ha decidido que su segunda película sea un western que, permítame la frivolidad, es un género que no está de moda y que conlleva un rodaje muy complicado?
Realmente el rodaje fue todo un desafío porque no teníamos un presupuesto muy alto y disponíamos de muy pocos días para filmar.
No empecé escribiendo un western ni la historia de una mujer, pero llegó un momento que pensé que un personaje femenino con tanta fuerza interior, de pensamiento libre y algo terca, sería más desafiante para ella ponerla en el pasado, en Oeste del siglo XIX, en una sociedad dominada por unos pocos hombres sin escrúpulos, violentos y crueles.
Es un western pero la protagonista es una mujer. ¿Más allá de si contiene un mensaje feminista o no, le interesó poner el foco en cómo gestionan las mujeres los conflictos?
Me interesaba narrar lo que no se ha contado, el otro lado de la moneda. En el caso del western no es habitual que el personaje principal sea una mujer normal, eso sí con una decencia y una gran fortaleza. Eso me interesaba. Y también lo que se ha contado pocas veces; qué pasaba con las niñas y mujeres cuando sus padres, sus hijos o sus parejas se iban a la guerra y las dejaban solas.
Ofrece una visión positiva de la familia, del amor.
Es una historia de amor entre una mujer y un hombre, ambos bastante particulares. Se escuchan, cometen errores (sobre todo él), pero son capaces de arrepentirse y, de alguna manera de perdonarse. La capacidad de pedir perdón al otro es clave para que esa relación siga adelante, de tal forma que el perdón es más importante que la venganza.
Su filme es realista al mostrar cómo era el Salvaje Oeste donde los pistoleros eran auténticos psicópatas…
Efectivamente en este trabajo no se ennoblece la figura del pistolero que mata mucho. El otro apartado diferente es que los dos protagonistas no tienen el inglés como idioma principal y mostramos el mestizaje de razas y culturas de todos los que llegaron a Estados Unidos.
Finalmente, Hasta el fin del mundo es antibélica, porque él se marcha a la guerra por unos ideales y luego se topa con la verdadera realidad.
Se va por razones morales, porque pensaba que era lo justo, y como ya había estado en otra guerra creía que podía aportar la experiencia. Pero también es un acto de egoísmo, y dejar sola a la mujer amada, aunque él creía que iba a volver pronto.