Osasuna sumó su segunda victoria de la temporada, las dos como local, tras imponerse por un apretado 3-2 al Celta de Vigo. Lo hizo con cierto sufrimiento dado un autogol de Moi Gómez en el minuto 90 de partido, lo que dio alas al conjunto vigés que en ese momento se encontraba con un jugador menos por la expulsión de Alfon. Sin embargo, a pesar de los nervios, el equipo de Vicente Moreno acabó sumando los tres puntos.
Llegaba el cuadro rojillo tras encajar un bochornoso 4-0 en su visita a Girona, por lo que almenos estaba obligado a mejorar la imagen dada en la pasada jornada. Cosa que hizo, porque desde un principio se vio a un Osasuna correoso tanto en ataque como en defensa. Boyomo fue la gran novedad, que tras llegar a Pamplona hace escasos días, disfrutaba de la titularidad en detrimento del canterano Jorge Herrando. Y fue precisamente Boyomo el autor del 1-0 a los 21 minutos de partido. Hasta entonces había sido el Celta quien más peligro había creado en el área rival, pero fue a un saque de esquina y tras un balón rechazado la forma en la que el nuevo defensor osasunista convertía el primer gol del partido. Ese tanto le dio alas al conjunto rojillo, pero antes del descanso llegaría el empate de Borja Iglesias. Dicho tanto llegó tras una buena acción visitante por el perfil derecho, que tras un caño a Abel Bretones, Mingueza asistía al 'Panda' para que el ex del Betis solo tuviera que empujar el balón en el segundo palo.
Tras el gol continuó el dominio rojillo, lo cual posibilitó que Bryan Zaragoza sacase un centro al interior del área y cuando Aimar Oroz pugnaba por el remate de cabeza, fue el defensor vigés quien acabó introduciéndose la pelota en propia puerta. Carlos Domínguez subía el 2-1 al marcador en el minuto 44, un gol psicológico que permitió llegar al descanso con ventaja navarra.
Ya en la segunda mitad fue Abel Bretones quien demostró su potencial en el carril izquierdo, con una gran cabalgada que acabó en el 3-1 y permitió afrontar la segunda parte con más tranquilidad. Entonces llegó el momento de los cambios en ambos equipos, hasta que alcanzados los últimos diez minutos de partido, el Celta se quedaba con un jugador menos por una clara falta sobre Areso. Alfon dejó al conjunto visitante con uno menos.
El colegiado añadiría cuatro minutos de prolongación y fue en el primero cuando el recién incorporado, Moi Gómez, se metía un gol en propia puerta, ajustando el marcador para sorpresa de todos. El autogol vino en un pase de Sergio Herrera para el alicantino, que después le fue devuelto al portero oscense, pero lo hizo con tanta potencia y en dirección a puerta de gol que acabó en el fondo de las mallas pese a la intentona de Herrera por detener ese balón. Jugada surrealista que dio vida a un Celta que agotó el tiempo con más corazón que cabeza. Por suerte Osasuna supo aguantar y los tres puntos se quedaron en El Sadar.
Segunda victoria y los de Pamplona ya alcanzan los siete puntos en el casillero tras cuatro jornadas. Ahora la liga se detiene por dos semanas dados los compromisos internacionales.