En un país donde la tasa de paro se sitúa en el 12,29%, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al primer trimestre de 2024, el comercio se consolida como el principal empleador privado de la economía en España, con casi dos millones de afiliados directos y más de 1,9 millones de ocupados medios en 2023, a los que se suma un amplio espectro de puestos indirectos en materia de industria logística y producción de alimentos, bienes y servicios.
En este contexto, las organizaciones más representativas del comercio en España como la Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (ACES), la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), la Organización Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) y la Confederación Española del Comercio (CEC) reivindicaron recientemente el «necesario reconocimiento político, económico y social» de esta actividad como motor del empleo, así como una mayor consideración social para que sus trabajadores contribuyan a dar un servicio de calidad a los consumidores.
Las patronales reclaman cuidar, no solo con el compromiso demostrado por estos profesionales durante la crisis sanitaria y humanitaria que ha vivido España en los últimos años, sino también con los grandes desafíos económicos que se presentan de cara al futuro a la hora de mantener el empleo ante los sistemas de comercio digital.
Así, entre los grandes retos del comercio destacan el tener que hacer frente a una carga burocrática y legislativa excesiva: cualquier tienda en España está afectada por unas 3.000 normas, o asegurar el reemplazo generacional que permita al sector asumir los desafíos de la transformación digital, medioambiental, de formación y laboral que está llegando y modificando de forma muy rápida sus estructuras.
En este último campo, los profesionales del comercio trabajan en la creación y formación de nuevos perfiles laborales, así como elevar la consideración social de los operarios para potenciar el sector. «Es urgente tomar ahora las decisiones más oportunas para abordar el futuro del gremio y mantener su impacto positivo en la sociedad», reiteran desde las asociaciones.
Mujeres
Más allá de la importancia del comercio para la economía, las empresas de la distribución subrayan el impacto social crucial que esta industria tiene, especialmente, en el empleo femenino, el emprendimiento y la vertebración territorial.
De esta forma, el 61% de los puestos del comercio están ocupados por trabajadoras, lo que supone que es una de las actividades de la economía española más feminizado.
Asimismo, un tercio del total de los ocupados lo hace en el régimen de autónomos, por lo que es un segmento que promueve el emprendimiento y, dentro de él, especialmente el femenino, porque de los más de 478.000 comerciantes autónomos que hay, aproximadamente, la mitad son mujeres.
Finalmente, se trata de una realidad que tiene presencia en casi todos los pueblos de España, incluso en los más despoblados, siendo un factor de vertebración y de dinamización territorial en términos de empleabilidad, actividad, apoyo a proveedores y revitalización de los centros urbanos. «Sin tiendas ni tenderos, corremos el riesgo de vaciar los pueblos y ciudades», recalcan las asociaciones del comercio.