Este lunes ha concluido el plazo de presentación de documentación para el concurso de proyectos para la reurbanización de Paseo de Sarasate y sus calles adyacentes. El Ayuntamiento de Pamplona ha registrado la solicitud de catorce equipos redactores, empresas o profesionales, que optan a ser uno de los cinco elegidos para presenten su propuesta de reurbanización de esta céntrica zona de la ciudad en la segunda fase del concurso.
Una comisión técnica, presidida por el concejal delegado de Ciudad Habitable y Vivienda, Borja Izaguirre, determinará cuáles son esos cinco equipos redactores elegidos. La selección se llevará a cabo por criterios objetivos de solvencia profesional. Se exige experiencia contrastada en la redacción y dirección de una obra de reurbanización en ciudad consolidada, ejecutada en los últimos veinte años, con un presupuesto de ejecución material de la reurbanización superficial de al menos dos millones y medio de euros para obras ejecutadas entre los años 2004 y 2014, ambos inclusive, o de tres millones de euros para obras ejecutadas a partir de 2015. Los cinco equipos que pasen a la segunda fase recibirán una compensación económica de 30.000 euros para el desarrollo del proyecto.
La presentación de las propuestas para reurbanizar el Paseo de Sarasate y las calles adyacentes en esa segunda fase contará con la valoración de un jurado técnico, que estará presidido por el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron. Los equipos finalistas presentarán sus propuestas de manera anónima con lema. El jurado determinará una propuesta ganadora que obtendrá la adjudicación del contrato de redacción de proyecto definitivo y, en su caso, la dirección de obra. Las obras tienen un presupuesto estimado de 10,2 millones de euros, de los que 2 millones aportará la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona para la renovación de redes de abastecimiento y saneamiento en la zona de actuación.
ACCESIBILIDAD TOTAL Y TRATAMIENTO ESPECIAL DEL ARBOLADO
La reurbanización del Paseo de Sarasate abarca 24.000 metros cuadrados en un ámbito de actuación que comprende el propio paseo, las calles García Castañón, Vínculo y Alhóndiga y la acera este de Yanguas y Miranda hasta la calle Estella. Se incluyen también la calle Fernández Arenas y la calle San Ignacio, en el frente de los jardines del Palacio de Navarra. Las propuestas que se presenten ya en la segunda fase tendrán libertad de actuación, con la idea de establecer una relación definitiva entre el Casco Antiguo y el Segundo Ensanche. Las propuestas deberán justificarse y armonizarse con las necesidades derivadas de la movilidad peatonal y ciclista y con el acceso vecinal a través del vehículo privado.
El nuevo Paseo de Sarasate priorizará la accesibilidad total de los espacios, permitiendo salvar las diferentes cotas del paseo y su entorno de la manera más fluida posible. Se trata de salvar escalones y saltos de cota innecesarios y permitir paseos fluidos, evitando que las personas con movilidad reducida deban hacer desplazamientos adicionales para poder acceder a todas las zonas. Los equipos seleccionados deberán estudiar la diferencia de cota entre la acera norte y la plataforma central del paseo, especialmente sensible por la presencia de alineaciones arboladas protegidas de medio y gran porte.
El Paseo de Sarasate se deberá mantener como eje verde con un carácter de refugio climático, evitando la creación de islas de calor y empleando materiales de bajo impacto ambiental. El arbolado existente es un arbolado ornamental protegido en grado 2 por el Plan Municipal de Pamplona, lo que conlleva una serie de condicionantes de manejo, mantenimiento y conservación. El paseo acoge en la actualidad una infraestructura verde consolidada sobre un eje vertebrador de alineaciones arboladas de las especies Celtis australis, Tilia tomentosa y Tilia cordata 'Greenspire'.
Además, ha indicado el Ayuntamiento en una nota, cuenta con unas masas arbustivas asentadas de media altura, que perviven del diseño que en 2010 se le dio al paseo con borduras de acero corten y mezclas de gravas con adherentes resinosos. Esas masas arbustivas son en la actualidad unas barreras visuales que no permiten percibir en continuidad el espacio, sectorizándolo y limitando la permeabilidad transversal en las circulaciones.