La resurrección goleadora de Rodrygo Goes, referente desde el costado izquierdo de un Real Madrid sin Vinícius, enterró con un doblete de bella factura las esperanzas de los perseguidores del líder, que aumentaron presión con sus triunfos confiando en un Athletic Club que antes de la final de Copa del Rey se topó en el Bernabéu con una parada decisiva de Andriy Lunin.
Juntando en la coctelera el regreso a la competición tras un parón que carga de minutos y viajes a la plantilla del Real Madrid, y la cercanía de la final de la Copa del Rey, la cita con la historia del Athletic Club, el resultado fue un trago de fútbol insípido que mejoró Rodrygo. Entre la añoranza a Vinícius y Nico Williams. El ritmo y la verticalidad de dos futbolistas a los que añoró un partido con ritmo de amistoso veraniego. No le fue mal a ninguno. Porque pareció que el Athletic tenía la mente en otro lugar. Más centrado en evitar una desgracia, como la que sufrió Yeray con un problema muscular a seis días de la final de Copa, que en agarrar con fuerza la cuarta plaza que da acceso a la 'Champions'. Ya habrá tiempo para eso. Y mejor escenario que el Bernabéu. Al Real Madrid por poner la firma a un triunfo que acorta el camino al título y con leve desgaste de cara a una cita señalada en rojo: Manchester City.
La salida con valentía del Athletic, con tres saques de esquina en apenas cuatro minutos, quitando el balón al Real Madrid, se desplomó en la primera ocasión que pudo correr el equipo de Ancelotti. Mala presión tras pérdida. Buena lectura de Brahim. Mejor final de Rodrygo. Precisamente en el Bernabéu, pero con la camiseta de Brasil, había cerrado su mala racha goleadora. Siete partidos seguidos sin gol con su club que dejó en el olvido con uno para añadir al vídeo de mejores tantos. Partiendo desde el carril izquierdo, donde habita Vinícius y que hoy pudo ocupar. Lanzando su conducción hacia dentro para culminar con un golpeo de interior con la diestra imparable para el vuelo tardío de Agirrezabala. De la nada, por pegada, el líder ya ganaba sin cumplirse el octavo minuto.
Las imprecisiones marcaron el duelo. Pérdidas en la construcción que cortaban el ritmo. Al Real Madrid le faltó un referente cuando Kroos aumentó la fiabilidad con balón. Añorando la versión letal y participativa de Bellingham. De vuelta tras su sanción después de casi un mes sin presencia en LaLiga. Indefinido entre anclarse en la zona del 9, alejado del balón, o buscarlo cayendo al centro del campo.
Ancelotti buscó el desajuste defensivo de los centrales del Athletic con la libertad de movimiento de Rodrygo y Brahim. Hasta que su rival no arriesgó en el segundo acto apenás encontró el camino del peligro. Un zurdazo a las manos del portero de Kroos, la mano salvadora abajo de Agirrezabala a la volea de Fede Valverde, el despeje que casi se convierte en gol en propia puerta de Vivian al pase de la muerte de Brahim. Apenas un disparo blando centrado de Guruzeta por los visitantes. El momento del partido para el Athletic estaba por llegar. Aún con vida porque el poste repelió el disparo cruzado de Brahim con el que se volvió al juego. Se sintió con opciones según encontró espacios pero las frenó en seco Lunin con una parada decisiva. De un grave despiste defensivo madridista en las marcas en un saque de esquina, con Iñaki Williams sólo en el segundo palo para enganchar el centro de Berenguer. La respuesta repleta de reflejos sobre la línea del portero ucraniano, protagonista de un crecimiento progresivo para lograr que la añoranza a Courtois sea menor de lo que se temía.
No quería más sustos el líder, alimentar esperanzas del Barça en su persecución. Primero lamentó la interpretación del colegiado en una acción que pudo ser penalti sobre Rodrygo, derribado por Lekue en su carrera, anulado por un fuera de juego que jamás debió existir al recibir el pase de un rival. Después encontró en la exhibición física de Carvajal un argumento para la sentencia, con dos acciones que debieron acabar en gol.
Pero fue de nuevo Rodrygo, con el Athletic aumentando riesgos adelantando líneas, encontrando todo el carril a espaldas de Lekue, el que puso brillantez en la definición para echar el telón al partido. El contragolpe en superioridad conducido por Bellingham, el recorte hacia dentro del brasileño y el pase a la red. La alegría entremezclada con la preocupación de un cambio por problemas físicos de Fede Valverde y la ovación al regreso a los terrenos de juego de Militao ante el equipo frente al que se lesionó en la primera jornada.