Zidane, la elegancia personificada

Juan Manuel Sánchez (EFE)
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El legendario futbolista galo cuajó una gran actuación en el campeonato continental del año 2000, en el que Francia alzó su segundo título al vencer a Italia en la final

El de Marsella también conquistó un Mundial en 1998 - Foto: Giorgi Licovski / EFE

Zinedine Zidane es uno de los mayores genios de la historia del fútbol francés. Su exquisita técnica, privilegiada habilidad y deslumbrante elegancia lo convirtieron en uno de los jugadores más artísticos en posar una pelota sobre las botas. Sus éxitos con la camiseta de 'Les Bleus' y la magia desplegada sobre los terrenos de juego encumbraron a este virtuoso del esférico al panteón de las grandes personalidades galas.

Fue mucho más que un futbolista. Ya su ingreso en las filas del combinado francés auguraba que algo grande se estaba cociendo. Después de su increíble fracaso en la clasificación para el Mundial del 94, el nuevo seleccionador, Aimé Jacquet, tenía la misión de regenerar, con vistas a la edición de 1998, a un plantel que seguía anclado en el recuerdo de la era Platini.

Su primera gran prueba de fuego fue la Eurocopa de Inglaterra de 1996.

Tras una esperanzadora fase de grupos, quedando primeros en un emparejamiento con España, Bulgaria y Rumanía, las buenas prestaciones ofrecidas por los galos dieron síntomas de flaqueza en las eliminatorias.

Después de superar por penaltis un 0-0 en los cuartos de final ante Países Bajos, el equipo de Zidane se quedó con la miel en los labios en las semifinales ante la República Checa. Tras otro empate sin goles, la fortuna les fue esquiva en esta ocasión desde los 11 metros.

El centrocampista se presentó en la edición del 2000 con la vítola de ser uno de los mejores jugadores del 'deporte rey' y con la Copa del Mundo bajo el brazo.

El conjunto entrenado por Roger Lemerre, que había reemplazado a Jacquet tras la conquista del Mundial, comenzó con una contundente victoria por 3-0 ante Dinamarca, a la que le sucedió una más apretada, por 2-1, ante la República Checa. En el duelo final por el primer puesto de grupo, Francia cayó ante Países Bajos en un fulgurante duelo por 2-3.

La derrota condenó a 'Les Bleus' a la parte más dura del cuadro, con un emparejamiento de cuartos ante España como primer plato. En Brujas, Zidane adelantó a su equipo a la media hora tras un magistral lanzamiento de falta a la escuadra, que hizo inútil la estirada de Cañizares.

Mendieta, desde el punto de penalti, empató para el combinado que entrenaba Camacho, pero, apenas instantes después, un disparo de Djorkaeff al palo corto sorprendió al meta del Valencia y volvió a darle la ventaja a Francia en la primera parte.

En la segunda mitad, se sucedieron las aproximaciones de unos y otros, sin concretarse en ocasiones claras, hasta que llegó la jugada del partido. Un aparatoso penalti cometido por el portero Barthez sobre Abelardo, en un balón colgado durante los últimos arreones de España, dio a Raúl la posibilidad de forzar la prórroga, pero su disparo se marchó por encima de la portería y clasificó a al cuadro galo para las semifinales.

En la penúltima ronda, Francia se enfrentó a Portugal. En un trepidante partido que acabaría en empate a uno al término de los 90 minutos, una polémica mano de Abel Xavier desembocó en otro lanzamiento desde los 11 metros.

Zidane transformó el tanto de la victoria por gol de oro para clasificar a la gran final.

El último partido del campeonato fue un espectacular duelo entre Francia e Italia. Los transalpinos se adelantaron con un tanto de Marco Delvecchio al principio de la segunda mitad, pero un tanto afortunado de tiro cruzado de Wiltord, a punto de concluir la final, dio a los de Zidane una segunda vida.

Y ahí, no perdonaron. Una jugada de Pires por la banda izquierda, con quiebro incluido a Cannavaro, convergió en un pase para que Trezeguet fusilara la portería de Toldo.

Francia logró su segundo título continental, con Zidane como dueño y señor del campeonato.

Todavía tendría el astro galo la oportunidad de repetir gloria en 2004, pero los galos fueron eliminados por Grecia en cuartos de final.