Empezó mejor Osasuna, con un juego reconocible y muy similar al de las mejores citas en El Sadar a las órdenes de Jagoba Arrasate. Presión en campo rival, juego rápido y vertical... Un equipo que conectaba con la grada y que ésta desde un primer momento coreó en numerosas ocasiones el nombre de su entrenador. 

Durante los primeros minutos de partido no hubo noticias del Valencia en campo rival, pero fue en su primer acercamiento, el momento en el que peor lo pasaron los aficionados rojillos. Fue en una falta de entendimiento entre Juan Cruz y Sergio Herrera. El portero de Osasuna se precipitó a la hora de salir del área para despejar el balón, molestándose con el lateral rojillo, hasta el punto que ninguno de los dos le dio a la pelota y casi lo aprovecha el Valencia. Hugo Duro se encontró el cuero en la frontal, pero tras controlarlo y disponerse a rematar a gol, Jorge Herrando metió un pie salvador para despejar el esférico y evitar el gol valencianista. 

Era el minuto 14 y esa desafortunada acción cambió la dinámica del partido. El Valencia se creció y Osasuna entró en un momento de dudas. Además, la presión rojilla no era efectiva y cuando el conjunto ché encontraba espacios en campo rival metía miedo. Así llegaron dos acciones visitantes que la zaga local despejó con apuros, hasta que Almeida con un remate cruzado consiguió colocar el 0-1 en el marcador (min 18). Tras ese gol se intentó recomponer Osasuna, aunque le faltaba cierta profundidad en campo rival. Los navarros querían hacer las cosas bien, pero el Valencia también se imponía en labores defensivas. 

Poco a poco el cuadro rojillo volvió a parecerse a ese equipo del tramo inicial de partido y a base de balones al área empezó a intimidar de nuevo. La ocasión más clara llegaría a balón parado, en el minuto 39, cuando un saque de esquina lo convirtió Moi Gómez en un remate desde la frontal. Ese potente envío pegó en Javi Guerra y el balón acabó en el palo. Poco antes Mosquera había interceptado otro fuerte remate de Moncayola dentro del área, aunque la jugada acabaría siendo invalidada. También José Arnaiz dispuso de una acción vertical que no consiguió acabar con su característico remate.

Rubén García fue otro de los jugadores más activos en la primera mitad, con numerosas internadas por banda derecha junto a Jesús Areso. 'El Joker' también dispuso de dos remates que no encontraron portería por muy poco. Pasaban los minutos y el descanso se aproximaba, con un Osasuna protagonista que buscaba marcar y que no quería el descanso para no cortar la buena dinámica a su favor. Sin embargo el Valencia supo aguantar y se alcanzó el tiempo de vestuario con el 0-1.

Ya en la segunda mitad se vio a un Osasuna totalmente volcado, ante un Valencia que parecía aceptar el planteamiento defensivo para los segundos 45 minutos de partido. No fue hasta el minuto 78 cuando los valencianistas remataron a portería en el segundo tiempo. Hasta entonces fueron los de Jagoba Arrasate quienes se adueñaron del balón y jugaron constantemente de banda a banda, dándole amplitud al juego. Todo eran centros que la defensa rival lograba despejar. Gran partido de los centrales del Valencia en ese aspecto. Sin embargo, alcanzado el minuto 64, Rubén García puso un balón al segundo palo y ahí apareció Budimir, pero el remate del croata se marchó fuera rozando el poste.

Lo siguió intentando Osasuna, más aun cuando Mojica entró al terreno de juego en sustitución de Juan Cruz. Luego fueron Raúl García, Rubén Peña y Pablo Ibáñez los que pisaron el verde en un triple cambio por Moncayola, Rubén García y José Arnaiz.

Otro que estuvo muy cerca de marcar fue Jorge Herrando, en una acción a balón parado, cuyo remate de cabeza se marchó rozando el larguero para desesperación de la grada. Pero más desesperante sería lo que vendría después. Budimir fue objeto de falta dentro del área, ya en el tiempo de prolongación, y tras varios minutos de revisión por parte del VAR, el colegiado decretó penalti. Pero lo increíble llegaba en el remate del croata. Budimir se dispuso a materializar la pena máxima cuando en el momento del golpeo acabó tropezándose y rozó el esférico, permitiendo que el meta valencianista lo recogiese sin tener que tirarse  al suelo. Una acción apenas vista en el fútbol y que evitó que los pamploneses lograsen el empate. No hubo tiempo para más y solo había que ver la cara de Budimir para entender lo que le rondaba la cabeza al osasunismo: Impotencia por no poder sumar en un partido en el que lo intentaron de inicio a fin.

Con esta derrota se elejan en gran medida la opciones europeas de Osasuna, pues el séptimo puesto se marcha hasta los ocho puntos.