Cuando la investigación se convierte en arte

Navarra Televisión
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El Polvorín de la Ciudadela de Pamplona acoge la exposición 'El horizonte del círculo', que muestra en diferentes formatos aquellos materiales de investigación convertidos en auténticas obras de arte

En el proceso creativo, los bocetos, los estudios y las investigaciones son básicos para poder alumbrar una obra. No obstante, muchas veces son esos propios materiales los que se convierten, por méritos propios, en auténticas obras de arte. El Polvorín de la Ciudadela acoge, dentro de ese espíritu de dignificar el proceso y valorar sus fases, la exposición 'El horizonte del círculo', de la artista afincada en Ituren Agustina Otero. 

La muestra, que podrá visitarse hasta el 29 de septiembre, recoge dieciséis dibujos de diferente formato vinculados a la investigación plástica de la artista, centrada en el estudio formal y estructural de la cabeza humana. La exposición ha sido presentada por la concejala delegada de Cultura, Fiestas, Educación y Deporte, Maider Beloki Unzu, la creadora Agustina Otero Fernández y el subdirector del Museo Oteiza, Juan Pablo Huércanos. De hecho, la muestra forma parte de un proyecto más amplio desarrollado en coordinación con el Ayuntamiento de Pamplona y el Museo Oteiza, que acoge, a su vez, otra exposición centrada en el tratamiento plástico de estas inquietudes de la artista, mostrando su creación escultórica. 

Cuando la investigación se convierte en arteCuando la investigación se convierte en arte - Foto: Ayuntamiento de Pamplona

Para mostrar esa fase de investigación, Otero ha seleccionado dibujos realizados en acuarela, carboncillo, tinta litográfica, pastel y sanguina. También muestra seis collages en madera y, por último, tres esculturas de hierro. Algunos de estos dibujos forman parte del trabajo escultórico mostrado en el Museo Oteiza, otros se han creado ex profeso para la exposición del Polvorín. 

La instalación se articula, de hecho, a través de un gran dibujo mural de cuatro metros de largo, creado expresamente para este espacio municipal. En él, la artista ha querido plasmar su concepción sobre el origen y la evolución del mundo y del universo, a través de círculos, líneas y colores que configuran un mosaico de cabezas. Es ese juego entre el espacio en blanco y las cabezas, entre el vacío y el círculo, el hilo conductor de la muestra 'El horizonte del círculo'. 

En ese análisis de los espacios, Otero no solo se ayuda del papel, también recurre a la escultura. Las tres obras que se muestran en el Polvorín son, precisamente, una evolución más, llevando un dibujo a las tres dimensiones, convirtiendo en escultura el desplazamiento de un plano, valiéndose para ello no de lápiz y papel sino de hierro. Junto al gran mural y a las tres esculturas, que ocupan la parte principal de la muestra, la artista se vale de otros dibujos y collages, que interactúan entre sí y se relacionan con el espacio. 

Entre las acciones de mediación organizadas dentro de la muestra 'El horizonte del círculo', el 14 de septiembre se ha organizado un encuentro con la artista, Agustina Otero, y con el poeta Luis Garde. Ese día, se podrá participar en una visita explicada a las dos exposiciones, la del Polvorín, a las 11 horas, y la del Museo Oteiza, a las 12.30 horas. Las personas interesadas en participar deben realizar una inscripción previa en el teléfono 948332074 y en el correo electrónico recepcion@museooteiza.org.

Otero (León, 1960) lleva años experimentando con las formas y los volúmenes a través de una obra escultórica centrada en materiales como el plomo, el hierro, la piedra y el hormigón, todo ello sin dejar de lado el dibujo y el collage. Formada en la Escuela Massana de Barcelona y becada en Florencia, Carrara y Pietrasanta, en Italia, a su regreso instala su taller en Ituren, Navarra, donde comienza su búsqueda más personal en el campo de la escultura y el dibujo como soporte imprescindible para la ejecución de los volúmenes, con materiales de la zona, como los mármoles, las areniscas, la piedra, los conglomerados y las piedras de los ríos.

Desde hace ya varios años, su trabajo se centra en la cabeza, concebida como sujeto transmisor para plasmar lo que verdaderamente le inquieta, que es la activación del espacio.